Los gatos pueden ser excelentes cazadores y depredadores, pero no todo el mundo se da cuenta de que los gatos también pueden ser considerados presas por algunos animales más grandes. Para protegerse, los gatos han desarrollado la capacidad de ocultar muy bien las lesiones o enfermedades. Lo hacen tan bien que es posible que nunca se sepa que algo va mal hasta que tengan mucho dolor. Sin embargo, si sabed qué señales debes buscar, podrá saber antes si algo va mal.
Síntomas de un gato enfermo
Los padres de mascotas suelen notar que su gato está “actuando de forma extraña”, lo que puede referirse a muchos tipos diferentes de cambios en el comportamiento o los hábitos. Estas son algunas de las formas en las que su gato podría decirle que no se siente bien.
Comer más, comer menos o no comer de repente
Uno de los primeros signos que puede ver en un gato enfermo es un cambio en el apetito. Un aumento del apetito puede estar causado por parásitos intestinales, hipertiroidismo, diabetes o una enfermedad gastrointestinal que cause una mala absorción de nutrientes. La disminución del apetito puede deberse a náuseas, fiebre, aversión a la comida, enfermedad gastrointestinal o dolor en la boca (debido a una enfermedad dental, una masa, un cuerpo extraño o un traumatismo).
Beber más
Hay muchas causas potenciales del aumento de la sed en los gatos, entre ellas:
- Diabetes.
- Enfermedad renal.
- Hipertiroidismo.
- Aumento del calcio.
- Enfermedades endocrinas.
- Ciertas dietas de prescripción urinaria diseñadas para aumentar la sed y favorecer el vaciado frecuente de la vejiga.
Maullar o vocalizar más
Algunos gatos maúllan más que otros, y esto también varía según la raza. Sin embargo, si se nota un aumento de los maullidos o un cambio en la forma de maullar de su gato, es posible que esté intentando comunicar un malestar físico o emocional.
No utilizar la caja de arena de forma repentina
Si el gato es incapaz de orinar, es necesario una atención veterinaria urgentemente. Puede tener una obstrucción en el tracto urinario inferior, normalmente en la uretra, y esto es una emergencia médica. Los gatos también pueden dejar de utilizar la caja de arena y empezar a orinar o defecar en otro lugar si asocian el dolor con la caja de arena. Esto puede ocurrir con una infección de la vejiga, una enfermedad gastrointestinal, diarrea o estreñimiento, o artritis u otros dolores articulares que dificulten la entrada o salida de la caja de arena.
Vómitos o diarrea
Las posibles causas son:
- Obstrucción gastrointestinal o cuerpo extraño.
- Parásitos intestinales.
- Sensibilidad, intolerancia o alergia a los alimentos.
- Enfermedad renal.
- Pancreatitis.
- Insuficiencia pancreática exocrina.
- Enfermedad intestinal inflamatoria.
- Estrés.
- Infección bacteriana o vírica.
- Medicación.
- Ingesta de toxinas.
- Enfermedad hepática.
- Cáncer.
- Estreñimiento.
No acicalarse o acicalarse en exceso
El dolor puede provocar un aumento o una disminución del comportamiento de acicalamiento en los gatos. Por ejemplo, un gato con una afección dolorosa de la vejiga puede acicalarse en exceso el vientre hasta el punto de quedarse calvo. Sin embargo, el dolor en una articulación o en varias articulaciones puede hacer que un gato evite el aseo de esa zona por completo.
Mal aliento
El mal aliento suele estar causado por una enfermedad dental (por ejemplo, sarro, gingivitis, estomatitis, un diente abscesado o una masa o tumor en la boca), pero también puede ser un signo de enfermedades internas como una enfermedad renal o diabetes.
Cambio de humor/repulsión repentina
Un cambio repentino en el estado de ánimo de su gato, como ponerse de mal humor de repente, puede estar causado por algunas enfermedades subyacentes:
- Dolor.
- Cambios en la visión o el oído que hacen que su gato se sienta más vulnerable y a la defensiva.
- Hipertiroidismo.
- Hipertensión (presión arterial alta).
- Tumores cerebrales.
- Rabia.
Estas son algunas de las enfermedades que puede llegar a tener un gato. Pero hay algunos indicadores que hay que tener en cuenta para llevarle inmediatamente al veterinario. Si el color de la orina/heces ha cambiado de color, si va más o menos frecuentemente a orinar, si los ojos del gato parecen hundidos o si tiene las encías pegajosas.
Los gatos pueden ser expertos en ocultar los signos de enfermedad, pero si sabes lo que es normal para tu gato, puedes reconocer los cambios a tiempo para poder actuar antes y ayudar a tu miembro de la familia.
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