Sin duda, el veterinario es un sector que, por su naturaleza, mantendrá su tendencia de crecimiento en las próximas décadas.
Los motivos son varios, pero rápidamente comprensibles incluso para personas no familiarizadas con las actividades que desarrollan los diferentes tipos de profesionales que trabajan en él.
Por un lado, el progresivo incremento del nivel de vida de los países lleva aparejado un aumento de la tenencia de animales de compañía en los hogares, lo que indudablemente implica un desarrollo del sector veterinario relacionado con el cuidado de las mascotas, tanto desde el punto de vista del número de personas que desarrollan su labor profesional (como veterinarios y auxiliares de clínica veterinaria), como del desarrollo de la industria de proveedores de productos para los centros veterinarios.
Y, por supuesto, sin olvidarnos de otros negocios satélites como las tiendas de productos para animales o las peluquerías caninas, que en no pocas ocasiones forman parte del negocio de los centros veterinarios (aunque, de acuerdo con la actual normativa vigente, deben estar físicamente separadas de las clínicas y contar con un acceso para los clientes distinto del acceso al centro veterinario).
Por otro lado, y quizá esto sea un aspecto en el que pocas personas ajenas al sector reparan, nos encontramos con una población mundial en permanente crecimiento.
Si en el año 2000 el número de seres humanos en la tierra era de aproximadamente 6.000 millones, en 2020 la población se situó en los 7.800 millones, un 30% más que veinte años atrás. Y para 2050 las previsiones conservadoras de la Organización de las Naciones Unidas apuntan a que se alcanzarán unos 10.000 millones de personas.
Y toda esa población demandará alimentos y, en consecuencia, proteínas, una parte fundamental de la cual procederá, como hasta ahora, de las explotaciones ganaderas o piscifactorías.
Dado que la capacidad del planeta para albergar este tipo de explotaciones es también limitada (los animales consumen enormes cantidades de agua, y a su vez también necesitan alimentos con proteína para engordar), la humanidad deberá conseguir que las granjas existentes sean más productivas, es decir, capaces de producir más alimento sin que ello suponga un incremento sustancial en los recursos que consumen para generarlo.
Para resolver este importante reto es también fundamental la profesión veterinaria, ya que los animales deben estar sanos para que puedan ofrecer leche, carne o huevos aptos para el consumo y, muy importante, en las cantidades adecuadas para que estos productos estén al alcance de los ciudadanos a precios razonables.
Tampoco debemos olvidar el papel de los veterinarios en el control de las enfermedades que se transmiten de los animales a las personas (algunas tan conocidas como la rabia o la brucelosis), así como en las actuaciones e inspecciones que realizan para garantizar la seguridad de los alimentos que comemos.
Para finalizar me gustaría señalar que, tal como se desprende de lo indicado anteriormente, es importante conocer que los veterinarios no sólo cuidan de la salud de los animales, sino que también cuidan de la salud de las personas.
Según una frase que se atribuye a Louis Pasteur:
“La medicina se ocupa de cuidar del hombre, pero la veterinaria cuida de la humanidad”.
Autor: Julio Allué, Director Grupo Asís Biomedia
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